La Eficiencia Energética (EE) es el conjunto de acciones que permiten optimizar la relación entre la cantidad de energía consumida y los productos y servicios finales obtenidos. Por eso, ser eficientes con el uso de la energía significa “hacer más con menos”. (Agencia Chilena de Eficiencia Energética).
Un mecanismo que busca la eficiencia energética es la compra de productos energéticos que sean eficientes. En términos económicos, se considera que un producto energético es eficiente cuando el costo en su ciclo de vida es efectivo. En este contexto, la efectividad en el costo del ciclo de vida significa que los ahorros por los costos operativos de un producto durante su vida funcional es igual o mayor a cualquier costo adicional al momento de su compra. Antes de continuar, es importante diferenciar la “eficiencia energética” del “ahorro en el consumo de energía”, la segunda, aunque no deja de ser importante, significa dejar de usar la energía, para no gastar, la primera sin embargo, significa gastar menos energía, con el mismo tiempo de uso, y por ende, ahorrando no solamente dinero, sino también disminuyendo la demanda energética, y ayudando a su vez a proteger el medioambiente, pero sin dejar de percibir los beneficios del uso de la energía. En efecto, no se trata tanto de ahorrar luz apagando un bombillo, se trata de ahorrar luz aun cuando el bombillo está encendido. Debido a sus altos beneficios, y bajos costos operativos en el tiempo, para muchos la eficiencia energética es considerada como una “fuente” adicional de energía. En los EE.UU., si no fuese por las ganancias obtenidas debido a la productividad energética desde el 1970 conseguida principalmente por la implementación de programas y mecanismos de eficiencia energética, dicho país necesitaría producir un 50% más de la energía que actualmente produce, con todo los impactos concomitantes que eso conlleva en la factura energética, importación de petróleo, seguridad y confianza energética y la calidad medio ambiental. Por esa razón, algunos le llaman a la eficiencia energética “el nuevo petróleo”, ya que actualmente en los EE.UU. es la principal “fuente” de energía. Por esa razón, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha determinado que “de todas las fuentes no explotadas de energía limpia en América Latina y el Caribe, la eficiencia energética puede ofrecer el mayor impacto al menor costo. Los investigadores del BID han estimado que la región podría reducir su consumo de energía en un 10 por ciento durante la próxima década y salvar al mismo tiempo decenas de miles de millones de dólares mediante la adopción de aquellas tecnologías existentes que permiten aumentar la eficiencia.”[1] Los proyectos financiados por el BID han demostrado que el retorno de la inversión vinculada a la iluminación eficiente y a programas de electricidad motora, por ejemplo, es mejor que el costo de creación de nuevas capacidades de energía. Y es que, la eficiencia energética constituye incluso una fuente de energía más efectiva y barata que las fuentes renovables de energía, ya que ataca directamente la demanda de energía, sin el costo que conlleva la instalación de infraestructuras y plantas. En la República Dominicana, la Ley General de Electricidad No. 125-01, modificada por la Ley No. 186-07, de agosto del año 2007 establece el marco legal e institucional que rige las actividades de los sectores de electricidad, hidrocarburos y fuentes alternas, y uso racional de energía, es decir, del sector de la energía en general. Por lo que respecta a la eficiencia energética, la Ley No. 125-01, que crea la Comisión Nacional de Energía y le confiere la responsabilidad de regular y crear las políticas, normas y programas sobre eficiencia energética, y otras iniciativas legales que fomenten la eficiencia energética, tales como la exoneración de impuestos aduanales a las lámparas fluorescentes compactas. Sin embargo, en la República Dominicana no existe una ley que regule específicamente la promoción de la eficiencia energética mediante programas y mecanismos concretos. No obstante lo anterior, cabe mencionar que la República Dominicana tiene un Plan de Acción en materia de eficiencia y desarrollo energéticos. Dicho Plan, en el llamado “Eje 1: Ahorro y Eficiencia de Energía”, tiene como objetivo desarrollar acciones y medidas orientadas a producir resultados en términos del ahorro y el uso eficiente de la energía en el sector residencial, del transporte, comercial, público e industrial. Este plan es llevado a cabo de diferentes maneras actualmente por la Comisión Nacional de Energía (CNE), sin embargo, esto no es suficiente, hace falta más. Urge en la República Dominicana la elaboración de un Anteproyecto de la Ley de Eficiencia Energética. Para la implementación de programas y mecanismos que busquen bajar la demanda de energía existente. Esto se puede lograr a través de la implementación mediante ley de diferentes mecanismos de eficiencia energética que son perfectamente factibles en el país, por ejemplo: a) Implementación de semáforos con cronómetros y bombillas de diodos emisores de luz en las principales avenidas y ciudades del país; b) sincronización de semáforos para agilizar el tránsito; c) obligatoriedad de que las productos adquiridos por el gobierno sean eficientes energéticamente, de manera que el gobierno disminuya su demanda, ahorrando dinero y creando un mercado para que lo imite el sector privado. En definitiva, nuestro país debe buscar alternativas eficientes y de bajo costo para la solución del problema energético en nuestro país, el cual, actualmente no está cumpliendo con la demanda de energía de la sociedad. [1] Fuente: Informe del Foro de Eficiencia Energética y Acceso, México, Septiembre 2010.
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